Te contamos cuáles son los beneficios que tiene la práctica regular de ejercicio físico para nuestra salud cerebral.
Desde hace siglos, se ha hecho referencia a la importancia de realizar ejercicio de forma habitual para poder mantener una adecuada salud física. Lo sorprendente es que hasta hace un par de décadas no se sabía de su importancia para mantener y mejorar la actividad cerebral.
¿Qué beneficios nos aporta?
El ejercicio es bueno para la salud cerebral porque el cerebro depende en gran medida del sistema cardiovascular. Éste, a su vez, funciona mucho mejor cuando se practican actividades físicas de forma regular. La salud cardiovascular repercute directamente en la salud del cerebro.
Por todo ello, el deporte, o cualquier actividad física, como caminar o bailar y, especialmente si se realiza en grupo, es recomendable para controlar el riesgo de padecer algunas enfermedades. Sobre todo, aquellas que tienen un componente vascular. Estas son las que dependen de una adecuada irrigación sanguínea, como ocurre en el caso de algunos tipos de deterioro cognitivo.
Practicar un deporte puede ayudarnos a ganar fuerza, agilidad, flexibilidad y resistencia cardiovascular. Esto último nos ayuda a mantener alejadas enfermedades como la hipertensión, la diabetes, la hipercolesterolemia y la obesidad, lo cual también repercutirá en una mejora de la salud cardiovascular.
Pero no solo mejora la salud cardiovascular, si no que el ejercicio físico también produce un aumento de nuevas neuronas y de conexiones neuronales a través del aumento de los niveles de hormonas y factores de crecimiento. Esto disminuye el riesgo de padecer ciertas enfermedades, como las de origen neurodegenerativo.
¿Qué dice la ciencia sobre esto?
Se han realizado diversos estudios que evidencian una relación entre la práctica frecuente de ejercicio y un menor riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas. Así mismo, se ha comprobado que la actividad física mejora algunas funciones cognitivas y trae beneficios psicológicos. La salud mental es uno de los componentes más importantes del buen funcionamiento cerebral y la actividad física ayuda a mejorarla y mantenerla.
La práctica de ejercicio libera endorfinas, que son neurotransmisores endógenos con efecto relajante y que inducen sensación de satisfacción y bienestar, tanto físico como emocional. Así mismo, mejora la autoestima, la imagen corporal y mejora el estado de ánimo, al igual que facilita la conciliación del sueño. El ejercicio físico incrementa la capacidad de concentración, la motivación, la memoria y la capacidad cognitiva. No podemos olvidar que también contribuye a mejorar la disciplina y facilita la socialización.
Algunos estudios afirman que las personas mayores de 65 años que hacen ejercicio como mínimo tres veces por semana tienen un 30 – 40% menos de probabilidades de padecer demencia y enfermedad de Alzheimer, respecto a aquellas que sólo practican algún tipo de actividad física con menor frecuencia. Se ha demostrado una relación entre niveles bajos de rendimiento físico y un mayor riesgo de demencia y enfermedad de Alzheimer.
Por ello, nunca es tarde para comenzar con la realización de ejercicio físico. Se recomienda dedicar dos horas y media semanales a la realización de una actividad física moderada (por ejemplo, durante media hora, cinco o más días a la semana). Algunos ejemplos son: caminar a buen ritmo, actividades de jardinería, ejercicios aeróbicos en el agua, bailar. Otra opción es hacer una hora y cuarto semanal si la actividad es más intensa, como por ejemplo correr, subir escaleras o nadar.
Cómo integrar el ejercicio en tu rutina
Es importante elegir una actividad que nos motive a hacer ejercicio y nos resulte agradable, ya que, si no, corremos el riesgo de abandonarla de forma precoz. Hay que empezar de forma progresiva, adaptándola a las necesidades individuales de cada uno y siendo conscientes de que hay que ir poco a poco. Así mismo, ante cualquier dolencia, si hemos tenido un largo periodo de poca o ninguna actividad física, o por cuestión de edad, se debe consultar con el médico de familia antes de ponerse a practicar la actividad y seguir sus consejos. No hay que olvidar el uso de ropa y calzado adecuado. En exteriores es recomendable el uso de protección solar, y mantener una correcta hidratación en todo momento y evitando las horas de más calor del día.
Recomendamos tratar de sacar un rato todos los días para aumentar nuestra actividad física con pequeñas actividades cotidianas del día a día. Dar un paseo, intentar bajarnos una parada antes del transporte público para hacer el resto a pie, subir y bajar escaleras en vez de usar siempre el ascensor. También podemos caminar mientras hablamos por teléfono o bien levantarnos y caminar un poco por casa cuando llevemos 2 horas sentados.
Nunca es tarde para comenzar a hacer ejercicio. Este ejercicio no solo va a mejorar nuestra salud física y a disminuir los factores de riesgo cardiovascular, como son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus o la hipercolesterolemia, sino que como ya hemos mencionado, también va a mejorar nuestra salud cerebral. Vamos a poder aumentar nuestra sensación de bienestar, a mejorar nuestras conexiones cerebrales y a disminuir o retrasar la posibilidad de sufrir una enfermedad neurodegenerativa.
Sobre el autor
Dra. Isabel Bustamante
Neuróloga del Equipo Clínico de ATAM