Tanto la Esclerosis lateral Amiotrófica (ELA) como la Esclerosis Múltiple (EM) son patologías neurodegenerativas que en ocasiones tienden a confundirse ya que comparten el término “esclerosis” en su nombre. Sin embargo, estas enfermedades tienen muy pocas cosas en común, siendo muy distintas tanto por sus síntomas, como por sus consecuencias o pronóstico.
La Esclerosis Múltiple es mucho más prevalente, existiendo unos 47.000 afectados en España, con una incidencia anual de unos 4,2 casos por cada 100.000 habitantes. Además, es hasta 3 veces más frecuente en mujeres respecto a los hombres. Por el contrario, la incidencia de la ELA es de 1-2 casos por cada 100.000 habitantes al año, con unos 4.000 enfermos en nuestro país, afectando principalmente a los hombres.
El daño neurológico que ocurre en ambas entidades también es distinto. La EM es una enfermedad autoinmune en la cual se deteriora la mielina, una sustancia que cubre las fibras nerviosas. Esto ocasiona que se interrumpan las señales eléctricas que permiten la comunicación entre las neuronas. Cada ataque a la mielina contribuye a la pérdida de esta y afecta al impulso nervioso. Con el paso del tiempo, el sistema inmunitario de las personas afectadas por Esclerosis Múltiple produce más daños a su propio sistema nervioso y con ello, una progresión de la afectación y la discapacidad de la persona.
En el caso de la ELA, las que se ven afectadas son las neuronas motoras encargadas de los movimientos voluntarios. El daño producido hace que estas neuronas se degeneren y mueran, causando la atrofia del músculo debido a la ausencia de estímulo. Lo que sí comparten estas enfermedades es que su origen es desconocido y que podrían tener un importante componente genético, por lo que sigue siendo objeto de investigación por todo el mundo.
Más diferencias entre Esclerosis Múltiple y ELA
A nivel clínico no siempre es fácil distinguir entre ambas entidades, sobre todo al inicio, ya que muchos síntomas pueden ser similares, como la fatiga, la debilidad, la rigidez muscular o la dificultad para mover los miembros.
Sin embargo, a medida que ambas enfermedades van progresando, los síntomas comienzan a diferenciarse. En el caso de los pacientes con EM, la enfermedad se caracteriza por producir síntomas motores, sensitivos, cerebelosos y medulares, de distinta intensidad, ya que existe una afectación del sistema nervioso central (que comprende cerebro, cerebelo, bulbo raquídeo y médula espinal). En cambio, en los pacientes con ELA existen síntomas basados en problemas puramente motores por la afectación exclusiva de las neuronas motoras. La debilidad muscular en la ELA es progresiva y puede llegar a producir una parálisis, calambres musculares y espasmos, afectando también a la comunicación oral, a la deglución o a la respiración.
Evolución de la enfermedad
También existen importantes diferencias en cuanto a la evolución de la enfermedad. Un gran porcentaje de pacientes con esclerosis múltiple sufren una forma de enfermedad llamada remitente-recurrente. Cursa en brotes con afectación clínica que puede recuperarse de forma parcial o completa o pueden quedar algunos síntomas que produzcan secuelas permanentes. Además, existen otras formas de esclerosis múltiple en donde se produce una progresión continuada de la enfermedad a lo largo del tiempo. En el caso de la esclerosis lateral amiotrófica, el avance de la enfermedad es continuo y progresivo. Dado que la afectación es exclusivamente motora, no se produce un deterioro de las funciones cognitivas.
Otra de las diferencias importantes entre ambas patologías es la que se refiere a la esperanza de vida. Los pacientes que sufren una EM tienen una esperanza de vida similar a la de la población general si reciben un tratamiento adecuado que les permita frenar el avance de su enfermedad. Por el contrario, en aquellas personas que padecen una ELA, debido a la progresión constante de la enfermedad, la esperanza de vida es de unos 3-5 años desde el momento en el que se produce el diagnóstico.
Tratamiento de patologías neurodegenerativas
En cuanto al tratamiento, cada vez existen más opciones terapéuticas en la esclerosis múltiple, que ayudan a modificar el curso de la enfermedad, a frenar su progresión y sintomatología. En el caso de la Esclerosis Lateral Amiotrófica los tratamientos actuales no son capaces de frenar la enfermedad de forma eficaz. Además, en ambas patologías se usan tratamientos sintomáticos que van encaminados a disminuir la sintomatología existente y a mejorar la calidad de vida.
Sabemos que el diagnóstico de una enfermedad neurodegenerativa siempre es un motivo de gran preocupación, tanto para la persona que la sufre como para sus familiares. Pero hay motivos para la esperanza. No se deja de investigar sobre estas patologías que, aunque como hemos comprobado son muy distintas entre sí pese a compartir parte del nombre, con actitud, un diagnóstico temprano y prevención de determinados estilos de vida se consigue un mayor bienestar para enfermos y familias.
Sobre el autor
Dra. Isabel Bustamante
Neuróloga del Equipo Clínico de ATAM