Alzheimer vs deterioro cognitivo vascular

EQUIPO CLÍNICO DE ATAM

El Alzheimer y el deterioro cognitivo vascular suelen ser confundidos. Te exponemos las características básicas de ambas enfermedades para que puedas diferenciarlas y reconocerlas de forma sencilla.

Deterioro cognitivo ¿Qué es?

El deterioro cognitivo es una enfermedad neurológica que produce una alteración de las funciones cerebrales. Pueden afectar, entre otros, a la memoria, atención, lenguaje o la realización de tareas complejas.

Su origen puede deberse a distintas patologías, lo que va a condicionar su evolución. Hace años, cuando no se conocían sus causas, se hablaba de “demencia senil”: toda aquella persona que tuviese problemas de memoria aparecida en una edad avanzada. No se distinguía origen o diferencias de sintomatología. Esta denominación no se usa en la actualidad, ya que se sabe que existen distintas causas que lo originan.

Dos de las causas más frecuentes de deterioro cognitivo son la enfermedad de Alzheimer y el deterioro cognitivo de origen vascular. A pesar de que en ambos casos se produzca una alteración de la memoria, es importante saber distinguirlas. Las medidas que hay que tomar frente a cada una de ellas son distintas.

 

¿Cómo evoluciona el Alzheimer?

La enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente de deterioro cognitivo, de curso insidioso y progresivo. La causa no está clara, pero existe la implicación de factores genéticos y ambientales. Las lesiones cerebrales que se producen por el depósito de proteínas de betaamiloide o de ovillos neurofibrilares suelen aparecer incluso varios años antes de que comiencen los síntomas.

En esta enfermedad, uno de los primeros signos que se producen es la afectación de la memoria inmediata. Esto quiere decir que se dejan de recordar hechos que han acontecido justo antes. Posteriormente comienza a dañar la memoria episódica: la que se refiere a lugares, emociones o momentos sucedidos a lo largo de la vida. Más tarde perjudicará otras funciones cognitivas como el lenguaje o la orientación, produciéndose también alteraciones conductuales. El deterioro cognitivo en esta patología es progresivo e irreversible. Acaba afectando a la vida diaria de las personas que lo sufren: no pueden realizar sus tareas diarias y necesitan la ayuda o supervisión de una tercera persona.

Los tratamientos farmacológicos en la enfermedad de Alzheimer van encaminados a ralentizar el avance de la enfermedad y a controlar las alteraciones conductuales. Es fundamental la realización de estimulación cognitiva a través de talleres de memoria.

 

Deterioro cognitivo de origen vascular

El deterioro cognitivo de origen vascular es la segunda causa más frecuente de deterioro cognitivo. Se debe a lesiones cerebrales provocadas por pequeños infartos secundarios, episodios de hipertensión arterial, niveles altos de colesterol en sangre, diabetes mellitus, tabaco o alcohol. En este caso, la pérdida de memoria no siempre es el síntoma principal. También existen alteraciones de las funciones ejecutivas: planificación, razonamiento o toma de decisiones. La evolución es variable en función de si se producen nuevas lesiones cerebrales, donde existirá un empeoramiento de la sintomatología. En el caso de no existir aumento de daño cerebral, lo habitual es que los déficits permanezcan estables y no se produzca una pérdida de memoria progresiva.

En esta patología es de suma importancia mantener un control adecuado de los factores de riesgo cardiovascular (como la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia o la diabetes mellitus). También dejar de fumar y beber alcohol para minimizar la posibilidad de un nuevo evento vascular. Además de los fármacos, se recomienda realizar ejercicio físico frecuente, mantener hábitos alimentarios saludables y realizar ejercicios de estimulación cognitiva.

 

El paepel de la estimulación cognitiva

Es importante poder llegar a la etiología del deterioro cognitivo, ya que el tratamiento y la evolución varían en función de la causa que lo produzca. En ambos casos se recomienda especialmente la realización de ejercicios de estimulación cognitiva. Así se intenta mantener el rendimiento de las funciones cognitivas el mayor tiempo posible, mejorando la calidad de vida de los pacientes.

 

Sobre el autor

Dra. Isabel Bustamante

Neuróloga del Equipo Clínico de ATAM

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