Entrenar la memoria para retrasar el envejecimiento

EQUIPO CLÍNICO DE ATAM

Memoria es una palabra que aparece diariamente en nuestra vida. Se utiliza desde que nacemos y durante toda la etapa escolar como sinónimo de un buen rendimiento académico, ya que la persona que tiene más conocimientos almacenados obtiene mejores resultados. Durante nuestra vida adulta es un buen indicador de éxitos profesionales, y durante la vejez es sinónimo de salud, vitalidad y fortaleza. Pero, ¿qué conocemos de su tipología y entrenamiento?

 

Diferentes tipos 

Existen diferentes modelos teóricos que tratan de explicar cómo funciona y los distintos tipos de memoria que hay. A continuación, se recoge una integración general de los mismos:

 

  • Memoria sensorial. Es la puerta de entrada de la información que llega a través de nuestros sentidos. Es muy breve y desde aquí se identifica la información para facilitar su procesamiento en los siguientes niveles.

 

  • Memoria a Corto Plazo (MCP). Es una capacidad muy limitada, ya que nos permite almacenar una pequeña cantidad de información durante un breve periodo de tiempo. Dentro de esta clasificación se encuentra la memoria de trabajo u operativa, que se compone de cuatro partes o sistemas:
    • Agenda visoespacial. Mantiene activa la información relacionada con las imágenes como, por ejemplo, aprender cómo llegar a un destino o hacer un recorrido.
    • Bucle fonológico. Este sistema se encarga de conservar momentáneamente el material que se codifica verbalmente. Ejemplo de este sistema sería la memorización de un número de teléfono.
    • Almacén episódico. Este sistema se encarga de integrar la información mediante la codificación de la información visual, verbal, espacial y temporal.
    • Sistema ejecutivo. Es el que regula y controla el buen funcionamiento de todos estos sistemas.

 

  • Memoria a Largo Plazo (MLP). Es una capacidad prácticamente ilimitada que nos permite almacenar la información durante largos periodos de tiempo. Se pueden encontrar:
    • Memoria procedimental o implícita. Procesamiento de la información inconsciente que nos permite automatizar procesos que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra vida y realizar otras tareas simultáneas a la acción implícita. Ejemplo de estas acciones son: andar, montar en bici o conducir.
    • Memoria declarativa o explícita. El almacenamiento de la información se realiza de forma consciente.

 

¿Cómo funciona la memoria?

 

El proceso de almacenamiento de la información funciona a través de una secuencia de tres pasos:

  • Codificación. La información del mundo que nos rodea la percibimos a través de nuestros sentidos. La información que nos llega es tan abrumadora que precisamos de un sistema que nos permita seleccionar y limitar dicha información. Este sistema se llama atención. A través de la atención conseguimos seleccionar y focalizarnos en un estímulo o grupo de estímulos concretos y desechar la información no relevante. Es importante recordar que la atención es la puerta de entrada de información por lo que si este proceso no funciona adecuadamente la información no se va a almacenar.

En este proceso también juega un papel muy importante la relevancia de la información. Si no es relevante para nosotros, se desechará.

 

  • Almacenamiento. Cuando la información ha pasado el filtro anterior, la información pasa a la memoria a corto plazo. Desde allí se combina con la información previa que ya tenemos almacenada, a través de similitudes con información semántica o esquemas mentales previos, y pasa a almacenarse a largo plazo.

En este proceso es muy importante señalar la limitación de la memoria a corto plazo y su relevancia en cuanto al procesamiento de la información. Es importante tener una memoria de trabajo eficaz y fortalecida para que el proceso se realice de manera exitosa.

 

  • Recuperación. Almacenar la información de manera organizada nos resulta de utilidad para su posterior recuperación, de ahí la relevancia de las dos fases previas. Si no se ha almacenado adecuadamente, no vamos a poder recuperar la información.

Esta fase está muy influenciada por el contexto. Un contexto similar facilita dicha recuperación.

 

Entrenar la memoria

 

La memoria se puede entrenar para mejorar su rendimiento. Además, es importante destacar que cuanto mayor número de veces accedamos a un recuerdo, más fácilmente podremos recuperarlo. Un ejemplo de esto sería la facilidad para acceder a un recuerdo autobiográfico de la niñez según la cantidad de veces que lo hayamos evocado o recordado a lo largo de nuestra vida.

Existen una gran variedad de actividades que podemos realizar para mejorar o mantener la memoria.

 

  1. Leer: es una actividad muy común que enriquece enormemente nuestro intelecto, mediante la creación de nuevas conexiones neuronales y mejora de la reserva cognitiva (imprescindible para combatir ese posible declive cognitivo).
  2. Socializar: salir a la calle, relacionarnos con amigos y vecinos o mantener una conversación con cualquier persona es fundamental para estimular los procesos cognitivos encargados de la memoria.
  3. Realizar actividades mentalmente estimulantes: realizar pasatiempos, sudokus, crucigramas….
  4. Realizar ejercicio físico: los beneficios cognitivos de la práctica regular de ejercicio físico están ampliamente demostrados científicamente.
  5. Viajar: conocer lugares nuevos es una actividad mentalmente estimulante y muy placentera que fomenta la ampliación de redes cerebrales.
  6. Juegos y actividades lúdicas: la práctica de juegos de mesa, videojuegos u otras actividades lúdicas de manera regular también es muy beneficioso para mejorar o mantener un funcionamiento óptimo.

Sobre el autor

Miguel Ángel Blázquez

Psicólogo del Equipo Clínico de Atam

© Atam para el Apoyo Familiar 2020