La valoración del trastorno de la personalidad es importante a la hora de tomar decisiones sobre etiología, diagnóstico y tratamiento.
El término personalidad se refiere a las características que definen la manera en que un individuo se comporta en una variedad de situaciones. Estas características son relativamente estables en el tiempo. La diferencia entre trastorno de personalidad y trastorno mental consiste en que este último aparece como una ruptura en la biografía del sujeto. Esto quiere decir que muestra un comportamiento diferente al que la persona solía mostrar. Por el contrario, la personalidad anómala está presente como un continuo desde el principio de la edad adulta. Así, decimos del que presenta una enfermedad mental que “no es el mismo que era”.
La valoración del trastorno de la personalidad es importante a la hora de tomar decisiones sobre etiología, diagnóstico y tratamiento en Psiquiatría.
CONCEPTO DE PERSONALIDAD ANORMAL
Algunas personalidades se presentan como claramente anormales. El sujeto con rasgos pronunciados de personalidad paranoide suele tener dificultades en el funcionamiento interpersonal. Esto se debe a la desconfianza, sensibilidad y recelo extremos ante las intenciones y acciones de los demás. Estos rasgos anormales pueden crear dificultades para la persona que los presenta y para su entorno. Hace que sea difícil la interacción social y el funcionamiento en la vida de las personas con trastornos de personalidad. Existe un grado de estigma asociados a estos diagnósticos. Algunos personajes del cine y la literatura han hecho popular la figura del psicópata. Por ejemplo del Dr. Hannibal Lecter de la película El silencio de los corderos, presentando un personaje extremadamente inteligente y manipulador.
¿PUEDE CAMBIAR LA PERSONALIDAD A LO LARGO DE UNA VIDA?
Aunque la misma definición de personalidad implica la permanencia en el tiempo de unas determinadas características, existen situaciones en las que se puede producir un cambio de personalidad. Estas situaciones podrían conducir al trastorno de personalidad:
- En accidentes donde se produce daño cerebral o en enfermedad orgánica que afecte al cerebro.
- Trastorno mental severo.
- Situaciones de estrés extremo, como las producidas en situación de cautividad y tortura, en una guerra o secuestro.
CLASIFICACIÓN DE TRASTORNO DE PERSONALIDAD
Los rasgos de personalidad están distribuidos de una forma continua en la población, pero para clasificar el psiquiatra ha de utilizar categorías con definiciones y límites.
Existe un criterio universalmente aceptado para definir el trastorno personalidad. Este criterio consiste en que los rasgos anormales hagan sufrir al sujeto y/o a los que comparten su vida con él, ya sea en el ámbito del trabajo, de la familia o social. En cualquier caso, las fronteras y límites mencionadas con anterioridad son difíciles de definir.
Junto al criterio clínico se usan instrumentos de medida estructurados como el International Personality Disorder Examinaton (Loranger et al 1997). Se debe señalar que los instrumentos y escalas usadas siempre deben ser subordinadas al juicio clínico global.
El sistema de clasificación DSM-5 agrupa los trastornos de personalidad en tres grupos dependiendo de rasgos comunes:
Clúster A: Paranoide, esquizoide, esquizotípico.
Clúster B: Antisocial, límite, histriónico, narcisista.
Clúster C: Evasiva, dependiente, obsesivo compulsivo.
El trastorno límite de personalidad se caracteriza por presentar alteraciones de la identidad, relaciones personales inestable e intensas, intentos de evitar abandono, conducta suicida recurrente, impulsividad, dificultad en el control de la ira e irritabilidad afectiva.
Las personas con trastorno de personalidad antisocial suelen carecer de remordimientos y de empatía ante el sufrimiento ajeno. Además, tienen tendencia a usar a los demás para sus propios fines y frecuentemente tienen problemas con la justicia, entre otras características.
VALORACIÓN DE LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Al valorar la personalidad en el ámbito clínico, además de la idea general que cualquiera de nosotros se hace al tratar con otra persona, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Relaciones interpersonales: en este apartado se valora el tipo de amistades. Si tiene muchos o pocos amigos, si las relaciones son superficiales o profundas, si prefiere las amistades con personas del mismo sexo o el opuesto.
- Actividades en el tiempo libre: hobbies e intereses.
- Estado de ánimo y emocional prevalente: si se es optimista o pesimista, si el estado emocional y anímico es estable o no, si se trata de una persona reservada o demostrativa en sus expresiones de afecto.
- Carácter: Si se trata de una persona perfeccionista, obsesiva, impulsiva, sensible.
- Intereses últimos: qué es lo que le importa más en la vida.
Al valorar la personalidad se deben establecer fortalezas y debilidades. El objetivo es trabajar en construir sobre las fortalezas y tratar de corregir las debilidades. De hecho, el tratamiento debe estar basado en los elementos positivos que aporten las fortalezas. Asimismo, es muy importante valorar las circunstancias del sujeto.
TRATAMIENTO DEL TRASTORNO DE PERSONALIDAD
El tratamiento de los trastornos de la personalidad es un tema que despierta un cierto grado de controversia, tanto en relación con su efectividad como por la dificultad en la valoración de los resultados.
Existe más evidencia clínica en los que respecta al tratamiento de trastornos que pertenecen al clúster B, en particular en relación con el trastorno límite de personalidad. Ha habido desarrollos importantes en las dos últimas décadas.
Con respecto al tratamiento farmacológico existen en la actualidad diferentes escuelas de pensamiento sobre si se debe o no usar medicación y si es efectiva. En lo que sí existe acuerdo es en el uso de medicación para tratar las comorbilidades, por ejemplo, síntomas de ansiedad y depresión frecuentemente asociadas a los trastornos límite. El uso de pequeñas cantidades de antipsicóticos y medicación antiepiléptica parece reducir la impulsividad y mejorar la inestabilidad afectiva y la distorsión cognitiva en casos concretos. Por último, siempre se debe tener en cuenta la tendencia al abuso de sustancias de algunos tipos de trastorno de personalidad. Además de la posibilidad de usar la medicación en intentos autolíticos a la hora de prescribir medicación.
Sobre el autor
Dr. José Antonio García
Psiquiatra del Equipo Clínico de ATAM