El dolor de cabeza o cefalea es un trastorno común que, independientemente del sexo y la edad, pasa a casi todo el mundo al menos una vez en la vida. Las cefaleas son una de las causas de problemas neurológicos más frecuentes y discapacitantes que nos podemos encontrar, y las más comunes son migraña o jaqueca y cefalea tensional.
Existen muchos tipos de cefalea, e incluso, la misma cefalea puede ir cambiando a lo largo del tiempo, produciendo distintos síntomas. Por eso, una de las partes más importantes a la hora de valorar a un paciente es averiguar exactamente qué síntomas tiene y lo que le sucede.
Por ello es fundamental que el propio paciente observe con detalle las características del dolor: dónde duele, cómo duele, cuánto tiempo dura el dolor, momento del día en que aparece, y si se acompaña de otros síntomas. Algunos de estos síntomas pueden ser: la luz, sonidos u olores que resultan incómodos, si el movimiento de la cabeza empeora el dolor, si existen náuseas o vómitos, si hay enrojecimiento ocular, congestión nasal, o bien si existen alteraciones visuales o de la sensibilidad en una parte del cuerpo o incluso problemas de movilidad. También preguntaremos si llega a despertarles por la noche o si al toser o estornudar llega a desencadenarse el dolor.
Muchas veces le pediremos al paciente que apunte en un calendario o en una agenda los días que ha tenido dolores, o si han necesitado tomar algún analgésico para aliviarlo, ya que a veces podemos pensar que no hemos tenido casi días de dolor y al apuntarlo vemos que son muchos más o, bien al contrario, pensamos que ha sido un mes horrible por un episodio muy intenso, pero han sido pocos días.
La migraña
Dentro de los distintos tipos de cefalea, los más comunes son la migraña y la cefalea tensional.
La migraña se conoce comúnmente como jaqueca y es una de las principales afecciones del sistema nervioso. Por ello, es uno de los motivos más frecuentes en la consulta de neurología. Entre el 10 y el 15% de la población tiene migrañas, afectando sobre todo a las mujeres entre los 25 y 55 años de edad. Esa es una de las razones por lo que la migraña tiene tanta importancia a nivel social y laboral, ya que en muchos casos e incluso a pesar de estar tratada, puede ser muy discapacitante.
Los estudios muestran que no parecen existir diferencias significativas a nivel de la migraña en relación a factores sociales, culturales, ni de carácter étnico, pero sí se observan diferencias en relación a las distintas áreas geográficas, siendo los países europeos y norteamericanos en los que hay una frecuencia de presentación más elevada. Además, hasta en un 90% de las personas con migraña tienen algún familiar con migraña, siendo en un 70% de los casos un familiar de primer grado.
¿Qué desencadena una migraña?
El ataque de migraña se inicia de forma inesperada, aunque existen una serie de factores desencadenantes que pueden provocarlo. Estos factores varían para cada persona, por lo que cada paciente debe identificar los suyos e intentar evitarlos.
Algunos de esos factores desencadenantes pueden ser: alcohol (sobre todo vino), olores intensos, luces brillantes, cambios de tiempo, alteraciones del ritmo de sueño, variaciones hormonales (menstruación, ovulación) y estrés.
La cefalea tensional
A pesar de todo, la cefalea más frecuente es la llamada cefalea tensional. Este tipo de dolor de cabeza también constituye una afección muy frecuente del sistema nervioso y no está relacionada con las cifras altas de tensión arterial (en ese caso se llamaría cefalea hipertensiva).
Este tipo de dolores de cabeza se relacionan con mucha frecuencia con el estrés, la falta de sueño, las contracturas musculares, sobre todo a nivel cervical y de los trapecios. Suele ser un dolor menos intenso que el de la migraña, comenzando de forma leve pero que puede hacerse crónico.
Diagnóstico y tratamiento de las cefaleas
Toda esta información que nos dan los pacientes, nos sirve a los neurólogos para hacer un diagnóstico preciso y para ofrecer un tratamiento que disminuya su frecuencia e intensidad, mejorando la calidad de vida de la persona que lo padece.
En ocasiones será necesario, además, realizar algunas pruebas complementarias, como un TAC o una resonancia magnética, para descartar otras causas secundarias que puedan estar produciendo el dolor de cabeza.
El tratamiento de estos problemas neurológicos tiene tres partes.
Lo primero que hay que hacer es identificar los factores que desencadenan la cefalea y evitarlos en la medida de lo posible.
Además, es muy importante tratar de forma adecuada las crisis de dolor para que el dolor remita cuanto antes.
Por último, en casos en los que las crisis de dolor sean muy frecuentes, habrá que valorar la posibilidad de instaurar un tratamiento preventivo, es decir, un tratamiento diario durante unos meses para intentar que el dolor sea menos intenso y menos frecuente.
Por todo ello es fundamental consultar con un neurólogo ya que, en muchas ocasiones, existen tratamientos que puede mejorar el dolor, mejorando de forma significativa la vida del paciente y permitiéndole hacer una vida lo más normal posible.
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