Conocemos como alergia a un conjunto de síntomas que se producen cuando nuestro sistema inmunitario reacciona. Este produce anticuerpos contra determinados estímulos conocidos como alérgenos.
Estos anticuerpos van a desencadenar un proceso de reacción inflamatoria en determinados tejidos. Sobre todo en la piel y mucosas en cuanto entramos en contacto con el alérgeno.
Las sustancias que nos hacen reaccionar pueden ser muy diferentes. Pero las más comunes son los pólenes que se encuentran en flotación en el aire. También los alimentos y en el caso de alergias de contacto, sobre todo pigmentos metálicos.
Alergias estacionales: clasificación y sintomatología
Cuando hablamos de alergias estacionales, que son las más comunes, estamos hablando de las producidas por los pólenes de las plantas. Por tanto, según a qué tipo de polen tengamos reacción, nuestra alergia se manifestará en el tiempo en que se produzca dicha polinización.
Las más comunes ocurren durante la primavera, en relación con el polen de las gramíneas y el olivo. Y también durante los meses de invierno provocadas por las cupresáceas (ciprés y arizónicas). Otros pólenes que con frecuencia causan alergia son: plátano de sombra, olivo, abedul, parietaria y palmera.
Existen personas que tienen síntomas alérgicos durante todo el año. Sobre todo aquellas que reaccionan a los ácaros del polvo y a la alternaria. Este último es un hongo presente en todas las hojas de plantas.
Las alergias alimentarias producen urticaria, hinchazón en labios, lengua o garganta. Las derivadas de picadura de insectos causan una reacción local de inflamación alrededor de la picadura, pero también picor, tos y asma. Por último, las alergias de contacto se manifiestan sobre todo con la aparición de áreas de dermatitis y eczema. También la alergia al sol tiene como mayor manifestación la urticaria y la dermatitis.
Conjuntivitis alérgica: causas y tratamiento
La conjuntivitis alérgica se origina principalmente a causa de las alergias producidas por el polen. Aunque también las de contacto pueden causar conjuntivitis y afectación palpebral o blefaritis, como uno de sus síntomas principales.
Los síntomas más comunes son los esperados por inflamación de la conjuntiva. Es decir, la mucosa que reviste el globo ocular y los párpados por dentro. Cuando se inflama produce enrojecimiento, lagrimeo, a veces con secreción de legañas, picor intenso e inflamación palpebral. El proceso suele prolongarse durante todo el periodo que dure la alergia. Pero en ocasiones, puede haber sólo episodios agudos con inflamación muy intensa que aparece en minutos y suele durar desde horas hasta un par de días. A veces el cuadro despista porque afecta a un solo ojo.
Conjuntivitis alérgica en la infancia
Es muy frecuente que la conjuntivitis alérgica se diagnostique erróneamente como una conjuntivitis infecciosa y sea tratada con antibióticos. Es algo lógico, puesto que por lo general, no se sabe que el niño es alérgico y no se empieza a pensar en ello hasta que los cuadros se repiten de forma estacional o se cronifican.
Por otro lado , los niños suelen quejarse poco de picor y suelen ser los padres los que consultan alarmados por el enrojecimiento o inflamación palpebral y lagrimeo. Esto en ocasiones contribuye también a que se retrase el diagnóstico y por tanto se instaure el tratamiento adecuado.
Los tratamientos sistémicos (orales) y las vacunas una vez que se diagnostica la alergia pueden ser muy útiles para disminuir los síntomas, pero lo habitual es que sea necesario el tratamiento tópico o local. Este consiste en la aplicación de colirios antihistamínicos y en ocasiones asociados a colirios con corticoides, sobre todo en cuadros agudos.
Por tanto, lo primero es realizar un diagnóstico adecuado con estrecha colaboración entre el oftalmólogo y el alergólogo. Lo segundo es pautar el tratamiento óptimo para cada momento y como siempre, adaptado a cada paciente.
Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap), diagnosticar a tiempo la alergia al polen tiene mucha importancia porque permite conocer qué pólenes van a producir síntomas y tomar medidas para evitar la exposición a estos. Así se puede iniciar un tratamiento de forma precoz que ayude a controlar mejor los síntomas y a evitar que la sintomatología progrese.
Mención aparte requiere la conjuntivitis vernal, de etiología desconocida. Es un cuadro común en niños que aparece particularmente con el buen tiempo y que se prolonga durante años y luego suele ir mejorando. Se relaciona sobre todo con el sol, agua de mar y piscinas y cremas de protección solar, dado que aparece sobre todo en verano. Los síntomas pueden ser muy llamativos e incluso puede llegar a afectar a la córnea y por tanto a la visión.
Medidas de prevención
Nuestras principales recomendaciones son:
– Evitar las salidas al campo y las actividades al aire libre los días en los que la concentración de polen en el aire es elevada. Los niveles de polinización se pueden consultar en la aplicación móvil Polencontrol, avalada por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, o en la siguiente página web.
– Mantener las ventanas de la casa cerradas durante el día y un ambiente lo más húmedo posible. Para ventilar una habitación son suficientes cinco minutos.
– Proteger los ojos con gafas de sol y cubrir la nariz y la boca con una mascarilla los días de alta polinización.
– Usar filtro antipolen en el coche y purificadores de aire en casa para reducir la exposición al alérgeno.
– Evitar ejercicio intenso al aire libre sobre todo en casos acompañados de asma.
– Realizar limpieza frecuente del polvo sobre todo con bayetas húmedas.
Si tienes alguna duda, ¡consúltanos!
Sobre el autor
Dra. Teresa Gómez
Oftalmóloga de Equipo Clínico de ATAM