Patologías oculares en los mayores

EQUIPO CLÍNICO DE ATAM

El ojo humano es un sistema óptico formado por lentes (córnea y cristalino), medios transparentes de transmisión ( humor vítreo y acuosos), cubiertas de soporte (conjuntiva y esclera), un diafragma que regula la entrada de luz (iris) y un tejido nervioso que recoge la información visual y la transmite al cerebro para su interpretación (retina y nervio óptico). Además, dispone de seis músculos extraoculares insertados en la esclera que garantizan sus movimientos. Con la edad, aparecen determinadas patologías oculares que dificultan la correcta visión de las personas.

Nuestro ojo se mantiene en constante evolución durante toda la vida y por tanto no es estable. Durante la infancia, suele asociar hipermetropía fisiológica debido a su menor tamaño respecto al de la edad adulta. Al crecer, la hipermetropía disminuye y, de hecho, puede aparecer miopía si hay tendencia genética.

El astigmatismo suele estar presente desde el nacimiento aunque puede modificarse con el crecimiento. Las miopías magnas también pueden estar presentes desde el principio y aumentar con los años.

Pero con la edad, aparecen determinadas patologías oculares que dificultan la correcta visión de las personas.

 

Presbicia: la pérdida de enfoque

 

A partir de los 40-45 años es habitual notar dificultades para enfocar de cerca. Es decir, sentimos la necesidad de alejar el texto y también una mayor dependencia de la luz. Es lo que se conoce como presbicia. Se debe al envejecimiento natural del diafragma irido-cristaliniano, y se corrige con lentes de hipermetropía. Puede asociarse al defecto de visión lejana que se ya tuviera de antes, o aparecer en personas sin patología previa. Es decir, todos vamos a tener presbicia, porque todos envejecemos.

 

Cataratas, edad y otras patologías oculares

 

Otra de las patologías oculares que se presentan con la edad, son las cataratas. La edad de comienzo es variable, dependiendo de la genética familiar y de otros muchos factores personales, como enfermedades previas. Los tratamientos prolongados con corticoides, así como la radioterapia, pueden favorecer su aparición en edades más tempranas. También se asocian a determinadas enfermedades sistémicas, siendo más frecuentes en diabéticos, miopes de alta graduación, síndrome de Down, uveítis, etc.

El paciente suele notar dificultad para enfocar y borrosidad sobre todo de lejos, así como una variación de su visión con la luz ambiental. Suelen provocar miopización progresiva  del ojo afecto.

El tratamiento consiste en la extracción del cristalino opacificado o cataratoso y sustituirlo por una lente intraocular. Esta puede ser multifocal, corrigiendo incluso la presbicia del paciente y permitiendo el abandono de las gafas.

 

Glaucoma

 

Es recomendable en cualquier persona a partir de los 45 años efectuar controles anuales de la tensión ocular, puesto que es frecuente que aumente con los años. Tener la tensión ocular alta puede provocar un tipo de lesión del nervio óptico conocida como glaucoma. Lo que provoca un estrechamiento o deterioro progresivo del campo visual periférico. Dado que no causa dolor y su progreso es muy lento, puede pasar desapercibido hasta que ya está muy avanzado, ya que la agudeza visual central puede permanecer perfecta.

El tratamiento consiste en colirios para bajar la presión ocular. Aunque es muy eficaz, no consigue restaurar el campo perdido, sólo detener la progresión. Por tanto, el diagnóstico precoz es fundamental. En casos muy avanzados puede ser necesaria la cirugía.

 

Degeneración macular asociada a la edad (DMAE)

 

El envejecimiento natural causa una pérdida progresiva de neuronas de la retina. En algunas personas puede haber un deterioro añadido que suele estar relacionado con factores genéticos y vasculares.

La sintomatología suele comenzar por encima de los 60 años con disminución de la visión central así como deformación de las imágenes, sobre todo las líneas rectas. El campo periférico no se ve afectado pero sí la agudeza visual central. Puede diagnosticarse con pruebas no invasivas como un fondo de ojo y una OCT (tomografía de la zona macular para ver sus diferentes capas).

En algunos casos tiene tratamiento con inyecciones intravítreas para mejorar el edema macular. Pero su detección precoz puede frenar el avance con aporte de complejos vitamínicos, omega 3 y luteína y zeaxantina.

En conclusión, la detección precoz de muchas enfermedades, como en el resto de la medicina, es el mejor consejo para efectuar los tratamientos lo más rápidamente posible y así evitar la progresión y su efecto en nuestro modo de relacionarnos. En el caso de las patologías oculares, lo recomendable es realizar una revisión anual sobre todo a partir de los 45-50 años. Con un simple examen rutinario pueden descartarse la mayoría de ellas, o solicitar las pruebas especiales de diagnóstico en caso de encontrarse alguna alteración.

Sobre el autor

Dra. Teresa Gómez

Oftalmóloga de Equipo Clínico de ATAM

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