Importancia de un diagnóstico precoz del TDAH

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que afecta al 3-7% de los niños. Se trata de un cuadro de características crónicas. Los principales síntomas son las dificultades de atención y concentración, impulsividad e hiperactividad. Dicha sintomatología tiene que persistir en el tiempo y ser de suficiente intensidad como para producir dificultades. Estas dificultades se basan en distintas áreas: académica, social y familiar.

Cómo se detecta

Los que tienen una presentación hiperactiva o combinada suelen mostrarse inquietos en casa y en las aulas. Además, tienen dificultades para mantener la atención en clase y son impulsivos. Por este motivo son los profesores los que, en muchas ocasiones, dan la primera voz de alarma. Sin embargo, los que prestan poca atención suelen pasar más desapercibidos. Estos no interrumpen en clase y no se levantan ni molestan a profesores o compañeros. Solo parecen tener fracaso escolar, lo que hace que el diagnóstico suela retrasarse con más frecuencia.

Todos ellos tienden a presentar dificultades de relación. Unos (predominio hiperactivo-impulsivo) son más impulsivos, contestando a padres y profesores y teniendo conflictos con compañeros. Otros (predominio inatento) tienen una mayor tendencia al aislamiento, inhibición o dificultades en las relaciones interpersonales.

La importancia del diagnóstico precoz

Cuando se produce una señal de alarma es necesario consultar con un profesional para establecer un diagnóstico certero. Así se podrá estructurar un plan terapéutico eficaz. El plan terapéutico del TDAH será individualizado según las necesidades de cada niño y con un enfoque multidisciplinar. Los principales pilares del mismo son la psicoeducación familiar y escolar, la intervención psicoterapéutica y psicopedagógica individual y el tratamiento farmacológico. Eligiendo cada uno de ellos según el caso, las dificultades y la gravedad del mismo.

Aproximadamente un 20% de los niños con TDAH tiene una evolución positiva, sin presentar problemas importantes en la adolescencia. Sin embargo, en un 80% de los casos no se produce así. De los cuales más de la mitad presentan dificultades durante la adolescencia y la vida adulta. En ese caso, destacan problemas emocionales, sociales y dificultades de aprendizaje.

Es por esto que es necesario realizar un diagnóstico precoz. Aquellos menores con TDAH pueden presentar fracaso escolar o requerir un esfuerzo excesivo para obtener un escaso resultado académico. Esto es debido a las dificultades para mantener la atención, memorizar los temarios, incapacidad para planificar y organizar las tareas. Además, pueden presentar problemas con la autoridad dada su impulsividad. Lo que puede hacer que sea considerado como desobediente o maleducado en el domicilio o el aula. Si esta situación permanece en el tiempo es previsible que aparezca un concepto erróneo de sí mismo y de sus capacidades con una baja autoestima.

Otros trastornos que surgen a raíz de TDAH

Esta va a ser una de las justificaciones de algunas de estas comorbilidades del TDAH. Actualmente se establece que más de la mitad de los pacientes con diagnóstico de TDAH presenta otro trastorno asociado. Los más frecuentes serán los trastornos de la conducta, trastornos de ansiedad y depresión, así como trastorno por uso de sustancias.

Si lo analizamos encontraremos una causa lógica de algunos de ellos. Son chicos y chicas con baja autoestima, de los cuales se tiene un concepto de “desobediente, vago y rebelde”. Además, con unos rasgos de personalidad impulsiva y una escasa red social. Todo ello sumado a la frustración académica puede acabar desencadenando síntomas de ansiedad y depresión que, junto a la impulsividad y falta de conciencia de peligro, puede provocar que hagan un mayor uso de sustancias tóxicas.

Es por todo ello necesario que hagamos un diagnóstico e intervención precoz. Si tanto en el aula como en casa conocemos las señales de alarma podremos consultar con un profesional mucho antes. Mejorando así el pronóstico y la evolución de estos niños.