Las personas con sobrepeso y obesidad se enfrentan a una serie de retos desde el punto de vista físico. El exceso de kilos está asociado a un numero de patologías como la hipertensión, la diabetes, el síndrome metabólico, los problemas cardiacos y la artrosis, entre otros.
Sin embargo, poco se conoce -o poco se habla- de los riesgos asociados para la salud mental que acompañan a la obesidad. La realidad es que además de los riesgos para la salud física, las personas con obesidad sufren hasta un 55 % más de depresiones y frecuentemente padecen de ansiedad y baja autoestima. Incluso otros estudios han encontrado una asociación entre obesidad y agorafobia, así como con el trastorno bipolar.
Obesidad y mente, una relación compleja
Por otra parte, también puede darse la vuelta a la tortilla y que sean los problemas de salud mental los que puedan causar por ellos mismos un incremento de peso notable. Como hemos visto, es claro que la obesidad puede causar problemas emocionales y de salud mental. Pero es cierto también a la inversa, los problemas psicológicos pueden inducir conductas y hábitos ligados al aumento de peso.
La serotonina es un importante neurotransmisor que se encarga de regular el estado de ánimo, pero que también tiene una importante función en la conducta alimentaria. Por esta razón, es frecuente que la personas que sufren de depresión y ansiedad coman en exceso como mecanismo de compensación, el llamado confort eating, asociado a incremento de peso.
Por otra parte, en los estados depresivos existe una tendencia a no cuidarse, con lo que se disminuye el ejercicio físico y la elección de alimentos se descuida, incrementándose la frecuencia de uso de la llamada comida basura.
Así, vemos que se crea un círculo de retroalimentación del bajo estado anímico, que al incrementar aún mas el peso debido a los malos hábitos que induce la falta de motivación, a su vez incrementa la baja autoestima. Es fundamental por tanto romper este círculo como medida inicial para mejorar el estado anímico y reducir peso.
Problemas asociados a la obesidad
El mecanismo por el cual la obesidad puede causar problemas en el área de la salud mental es complejo y multifactorial. No solo existe una relación directa con la conducta alimentaria, sino que también existen factores sociales que van a contribuir a que la persona con problemas de peso se sienta mal con consigo misma.
Las personas con obesidad tienen que enfrentarse a la percepción negativa sobre la obesidad que la sociedad actual presenta. Es decir, las llamadas distorsiones sobre el peso, que consisten en una imagen estereotipada y actitudes que define a la persona obesa como poco atractiva, con poca disciplina y dejada en general. Esta discriminación puede ocurrir en el entorno familiar, social o incluso entre los profesionales de la salud que atienden a esta persona, haciéndola sentir peor en relación a sí misma e incluso afectando la calidad del cuidado que recibe por el sistema sanitario.
Recientes estudios han establecido una asociación entre la obesidad y la inflamación crónica, con marcadores biológico inflación alterados. Hay que tener en cuenta que la inflación crónica se asocia a cáncer y enfermedades cardiovasculares, así como a depresión.
La asociación a pobre imagen corporal que se produce al internalizar el estigma social contra la obesidad hace que las personas obesas se sientan avergonzadas de su cuerpo y poco satisfechas con su apariencia. Sienten que son juzgadas por su aspecto físico y no por lo que son como personas.
Factores que influyen en la relación salud mental-sobrepeso
Como hemos visto anteriormente existe una relación compleja y bidireccional entre salud mental y peso. Este esquema intenta aclarar algunos de los factores que intervienen en esta relación.
Los principales factores que influyen en la salud mental induciendo obesidad son:
- BIOLÓGICOS: Efectos secundarios de la medicación.
- PSICOLÓGICOS: Pocas expectativas de éxito en los intentos de reducir peso.
- CONDUCTUALES: Usar la comida como mecanismo para afrontar adversidades, adoptar estilos de vida poco saludables.
- SOCIALES: Apoyo reducido de amigos y familiares.
Factores que median induciendo problemas mentales al sufrir obesidad:
- CONDUCTUALES: Dietas y atracones.
- BIOLÓGICOS: Incremento de enfermedades, dolor crónico, dificultades con el sueño, disminución de la actividad física, alteración de los niveles de hormonas en sangre.
- PSICOLÓGICOS: Pobre percepción de la salud, baja autoestima y problemas relacionados con la imagen corporal.
- SOCIALES: Estigma asociado a la obesidad.
Romper el círculo: mejor peso, mejor salud mental
En definitiva, resulta fundamental romper el círculo vicioso de los factores que perpetúan la poca sana relación peso -salud mental. Para ello hay que tomar conciencia del problema. Mantenerse activo físicamente, tener una actitud positiva siempre, cuidar y promover el círculo de relaciones sociales, comer de forma sana y no dejarse ir en el autocuidado son algunas de las estrategias que se pueden usar para batir a este enemigo insidioso que se retroalimenta. Comer bien no sólo es fundamental para nuestro cuerpo, sino que, sin duda, puede hacernos la vida más fácil y plena a nuestra salud mental si trabajamos proactivamente en ello.
Sobre el autor
Dr. José Antonio García
Psiquiatra del Equipo Clínico de ATAM