Rehabilitación tras una fractura de cadera

EQUIPO CLÍNICO DE ATAM

La fractura de cadera es una rotura en alguno de los huesos de la cadera, pero generalmente nos referimos así cuando la rotura se identifica con la del extremo proximal del fémur (donde éste se articula con la pelvis).

Esta es una de las patologías graves más comunes en personas mayores y la causa más frecuente de ingreso hospitalario en los servicios de Traumatología. En España, la incidencia es de 100 casos por 100.000 habitantes/año. La edad media se sitúa alrededor de los 80 años y es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres.

 

¿Por qué se produce la fractura de cadera?

 

Estas fracturas de cadera son provocadas mayoritariamente como consecuencia de una caída accidental que puede ser de alta energía (impacto con gran fuerza o velocidad), o bien desde la propia altura en el caso de personas con un hueso débil y que por tanto tienen una mayor predisposición a sufrir fracturas con traumatismos de una menor intensidad. Este es el caso más frecuente y el ejemplo más típico de esta situación es la osteoporosis postmenopáusica en mujeres.

 

Si se fractura la cadera, es probable que presente alguno de los siguientes síntomas:

  • Dolor intenso en la cadera o en la pelvis.
  • Dificultad para mantenerse en pie y caminar.
  • En ocasiones la pierna lesionada se ve más corta que la contraria y en posición de rotación externa (con la punta del pie mirando hacia fuera).

 

Si en algún momento sufres una caída y presentas estos síntomas, llama a tu médico o acude de inmediato al servicio de Urgencias más cercano. El médico te realizará una historia clínica detallada, una exploración física y radiografías de cadera para determinar si tienes una fractura.

 

¿Cómo se trata una fractura de cadera?

 

Habitualmente las fracturas de cadera requieren de una cirugía para poderse tratar de manera adecuada. En algunos casos la cirugía no es necesaria y se puede optar por un tratamiento conservador (no quirúrgico) hasta que la fractura consolide. Algunas personas no son candidatas a una cirugía de cadera porque tienen alguna patología que lo contraindica o porque su estado general de salud no es el adecuado. Por eso, es importante que sea el médico el que analice todas las opciones para decidir la mejor en cada caso.

Una vez operada la fractura de cadera, se iniciará la rehabilitación lo antes posible, por lo general dentro de las 24 horas posteriores a la intervención quirúrgica.

Los objetivos iniciales de la terapia son mantener el nivel de fuerza previo a la fractura (conservando la movilidad y evitando la pérdida de tono muscular) y evitar los problemas derivados de la permanencia en cama. El objetivo principal es recuperar la capacidad para caminar que tenía la persona antes de la fractura.

Muchas veces tras sólo unas horas de la operación la persona pasa a sentarse en un sillón. Sentarse reduce el riesgo de úlceras por decúbito y la formación de coágulos de sangre, y facilita además la posición erguida. Se instruye a la persona a realizar ejercicios para fortalecer el tronco y los músculos de los brazos y según el caso se enseñan también ejercicios para fortalecer los principales músculos de ambas piernas.

 

Generalmente, durante el primer día después de la operación, se anima a la persona intervenida a sostenerse sobre la pierna sana, a menudo con la ayuda de alguien o bien apoyándose en una silla o en la baranda de la cama. En la realización de los ejercicios, se indica al afectado que solo deben tocar el suelo las puntas de los dedos del pie de la pierna lesionada. A menudo, al segundo día tras la intervención se le pide que descanse todo el peso en la pierna lesionada, pero esto depende del tipo de fractura y de su reparación.

Es posible que volver a caminar sea doloroso al principio y que necesite un andador o un bastón como asistencia, hasta varios meses después de la cirugía.

 

Uso del bastón para la rehabilitación

 

Es importante que las personas que se están recuperando de una fractura de cadera utilicen un bastón de la medida correcta. Un bastón demasiado largo o corto puede causar dolor de espalda, una mala postura e inestabilidad.

El bastón debe llevarse en el lado opuesto al de la pierna lesionada, es decir en la mano del lado “bueno”.

Los ejercicios de marcha (caminar) se suelen iniciar a los 4 u 8 días, siempre y cuando se pueda soportar todo el peso sobre la pierna sin malestar y se tenga el suficiente equilibrio. La persona podrá empezar a subir las escaleras al poco tiempo de haber reanudado la deambulación. Además, aprenderá cómo usar el bastón u otras herramientas de apoyo y cómo reducir el riesgo de caídas.

 

Prevención de lesiones tras la fractura

 

Durante los meses después del alta (por lo general, de uno a tres), se deben tomar algunas medidas para evitar lesiones. Como norma general, podemos dar las siguientes recomendaciones:

 

Hacer ejercicios diarios para fortalecer los músculos de la cadera afectada y el tronco.

– Mantener la cadera alineada correctamente (no rotada).

– No permanecer sentado durante largos períodos de tiempo.

– Al sentarse, no cruzar las piernas.

– No agacharse, ponerse de puntillas o saltar.

– Sentarse en un taburete alto para realizar tareas estáticas (lavar los platos, planchar).

– No levantar o empujar objetos pesados.

– Utilizar productos de apoyo con mango largo (como pinzas o calzadores) para no tener que agacharse con frecuencia.

 

Todo esto junto a los avances y soluciones tecnológicas para darnos autonomía y mucha paciencia, hará que nos recuperemos lo antes posible y, sobre todo, de la mejor manera.

Sobre el autor

Dr. César Hernández de la Peña

Médico rehabilitador del Equipo Clínico de ATAM

© Atam para el Apoyo Familiar 2020