
En todos los organismos, con el tiempo, ocurren alteraciones específicas que cambian su aspecto y caracterizan el envejecimiento. Esas alteraciones se definen como fenotipo; así, diríamos que hay un fenotipo del envejecimiento. Ese fenotipo, en principio, distinguiría el proceso de envejecer de las enfermedades asociadas al envejecimiento (enfermedades como el cáncer, demencia, o las enfermedades cardiacas, que se presentan mayoritariamente en personas mayores).
Factores que influyen en el envejecimiento
No todos envejecemos igual. No hay un único fenotipo del envejecimiento y la edad cronológica no es lo mismo que la edad fenotípica. A medida que aumenta la edad cronológica, aumenta la diversidad de formas de envejecer. Ésta está influenciada tanto por la genética, como por el entorno o por los hábitos que hayamos tenido (la dieta que llevemos, y la actividad física que hagamos, son dos de los principales moduladores de nuestro envejecimiento).
En última instancia, los cambios que se producen al envejecer se traducen en una alteración de la estructura y del funcionamiento del organismo, y una mayor susceptibilidad a las enfermedades. Así que parece arbitrario distinguir cambios primarios del envejecimiento (como la pérdida de masa muscular, la mayor fatiga con el esfuerzo, la disminución de la agudeza visual o la aparición de arrugas en la piel), de las enfermedades relacionadas con la edad. A mayor edad, peor funcionamiento y mayor probabilidad de padecerlas.
Cómo ha evolucionado la ciencia
Una expresión que se escucha con frecuencia es la de que el objetivo del envejecimiento saludable no es añadir años a la vida sino “vida a los años». La vejez es el principal factor de riesgo para las enfermedades crónicas, y de que la inmensa mayoría de nosotros vamos a ir presentando diferentes enfermedades en la medida en que se prolonga el envejecimiento. A pesar de ello, en los últimos años se ha venido desarrollando una amplia actividad investigadora sobre la biología del envejecimiento.
Relación entre envejecimiento y enfermedad
Un ejemplo de la relación entre envejecimiento y enfermedad es la que se da con diferentes tipos de cáncer. El mayor factor de riesgo para padecer cáncer es cumplir años, porque se van acumulando daños celulares que están en el origen del cáncer. El cáncer se caracteriza por una proliferación celular sin control. Por otro lado, la proliferación y renovación celular es necesaria para sobrevivir.
Las diferentes células del organismo tienen tasas de renovación muy variables. Por poner algunos ejemplos, sin presentar patologías, el revestimiento del intestino delgado se renueva cada tres- cuatro días, y los glóbulos rojos de la sangre cada 4 meses. En última instancia, los mecanismos que a nivel molecular nos protegen del cáncer, afectan esa capacidad de renovación. Si las células se dividen y se renuevan mucho, los cromosomas se hacen inestables y se favorece la aparición de mutaciones. Para evitar esa inestabilidad, las células paran de dividirse y entran en senescencia. Si no fuese así, en la siguiente división las mutaciones se transmitirían a las células hijas.
La aparición, y el acúmulo de mutaciones que desregulan el ciclo celular es una de las características del cáncer, con lo que la senescencia celular es un mecanismo para proteger al organismo del cáncer.
Qué partes del organismo se ven afectadas
Las alteraciones del funcionamiento del organismo producidas por el envejecimiento se dan a todos los niveles:
- Nervioso: hay un deterioro de las funciones cognitivas (memoria, atención, capacidad de planificar y tomar decisiones…) y de las funciones sensoriales (pérdida de capacidad visual y auditiva).
- Cardiovascular: hay una tendencia a la insuficiencia venosa (aparición de varices), a la hipertensión arterial, y a la aterosclerosis (pérdida de elasticidad arterial por aparición de placas de colesterol, grasas y otras sustancias que obstruyen el flujo sanguíneo y con el tiempo producen rigidez).
- Osteomuscular: aparecen atrofia muscular, artrosis (desgaste articular) y osteopenia (pérdida del calcio de los huesos).
- Endocrino: se produce la disminución de las hormonas que regulan el ciclo sexual.
- Inmune: Hay una menor capacidad para defendernos de las infecciones y un aumento en sangre de los marcadores inflamatorios.
- Metabólico: hay alteraciones del metabolismo de la glucosa que favorecen la aparición de diabetes. También puede haber un enlentecimiento de la capacidad de metabolizar fármacos. Esto predispone a la aparición de reacciones adversas a los medicamentos.
Cambios en todos los sistemas, cambios interconectados entre ellos, cambios hoy en día inevitables, pero -como se comentó al principio- cambios modulables. Los hábitos, las medidas sobre el entorno para hacerlo más habitable, y los factores con repercusión sobre el funcionamiento mental (las relaciones sociales; el sentido que vayamos dando a la vida…) serán claves para facilitarnos la vida en los últimos años.

Sobre el autor
Dr. Juan Luis Aramburu
Médico de familia del Equipo Clínico de ATAM