La fisioterapia acuática, también conocida como hidroterapia, es una técnica que se basa en aprovechar las propiedades físicas del agua para mejorar la recuperación de lesiones y trastornos neuromusculoesqueléticos. Se realiza en un entorno acuático controlado, como es una piscina terapéutica. Esta terapia utiliza las propiedades físicas del agua, como la flotabilidad, la resistencia y la presión hidrostática, para ayudar a mejorar la función física y reducir el dolor.
¿Para qué sirve?
La fisioterapia acuática es especialmente útil para las personas con problemas de movilidad, dolor en las articulaciones, lesiones musculares, problemas neurológicos y afecciones crónicas como la artritis. El agua caliente puede ayudar a reducir la rigidez articular y el dolor, lo que hace que la terapia sea una buena opción para personas con dolor crónico.
La fisioterapia acuática también se utiliza para tratar lesiones deportivas, dolores de espalda, artritis, fibromialgia o incluso pacientes con lesión de la médula espinal, entre otros.
¿Qué beneficios tiene?
El agua proporciona una resistencia natural al movimiento, lo que significa que cada movimiento que realiza el paciente durante la fisioterapia acuática es un ejercicio de bajo impacto que ayuda a fortalecer los músculos y mejorar la flexibilidad.
La flotación del cuerpo en el agua reduce la carga en las articulaciones, lo que permite a los pacientes moverse sin dolor y mejorar su rango de movimiento.
La temperatura del agua favorece la relajación y normalización del tono muscular. Esto contribuye al control de la espasticidad, de manera que puede mejorar la movilidad y el control motor en estos pacientes.
Además, la fisioterapia acuática también puede proporcionar un ambiente relajante para los pacientes, lo que puede reducir el estrés y la ansiedad y mejorar su estado de ánimo y bienestar general.
Por tanto, la fisioterapia en el agua se puede considerar una intervención terapéutica integral, aplicable a las tres dimensiones de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF). Podríamos incluso añadir una cuarta dimensión, la calidad de vida, ya que la fisioterapia en el agua también proporciona efectos beneficiosos sobre ésta.
¿Qué tipo de terapias se pueden hacer en el agua?
Además de las técnicas habituales de fisioterapia, hay métodos específicos que están pensados para su aplicación en el medio acuático, como por ejemplo:
- Halliwick. Método desarrollado para enseñar a personas con diferentes tipos de discapacidad física o intelectual a nadar, así como para la enseñanza elemental de natación tanto para personas adultas como en la niñez. Su objetivo es dar a la persona fundamentos físicos y mentales para adaptarse al agua.
- Bad Ragaz. Basado en ejercicios pasivos y activos tomando como base la hidrocinesiterapia. En este método el fisioterapeuta proporciona un punto fijo desde el cual el paciente trabaja, mientras controla y dirige todos los parámetros de ejecución del movimiento. Está basado en los principios de la facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP).
- Watsu.
- Aqua linfa.
- Terapia craneosacral en agua.
- Aichi.
- Matronatación.
- Preparación al parto en el agua (Método AIPAP).
¿Lo puede hacer cualquier persona?
Como en cualquier tratamiento, existen ciertas contraindicaciones que hay que tener en consideración, al igual que el estado anímico y físico de cada paciente antes de entrar al agua. Estas contraindicaciones deben analizarse de forma individual con cada paciente.
- Epilepsia.
- Alteraciones cardíacas.
- Asma.
- Diabetes.
- Portadores de sonda.
- Pacientes con incontinencias.
- Pacientes con infecciones.
- Heridas abiertas.
- Insuficiencia respiratoria grave.
- Miedo al agua.
¿Cómo se hace?
Durante una sesión de fisioterapia en el agua, el paciente se sumerge en agua caliente o templada, generalmente en una piscina terapéutica cuyo vaso tiene una profundidad no muy grande (1,30 metros) y el agua se encuentra a una temperatura media de 28-32ºC. Además, es muy importante que el lugar donde se realiza cumpla con todos los requisitos de accesibilidad (rampa, escalera o asiento elevador) y seguridad (superficies antideslizantes, sin aristas, etc).
Lo habitual es que estas sesiones se realicen de forma individual, pero en ocasiones se pueden hacer sesiones grupales de entre 2 y 4 personas.
Una vez valorado el caso, se diseña un plan de tratamiento individualizado para cada paciente, teniendo en cuenta su diagnóstico y sus secuelas físicas, así como otros tratamientos que pueda realizar fuera del agua.
El fisioterapeuta guía al paciente a través de una serie de ejercicios específicos diseñados para mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad, la coordinación y el equilibrio. Los ejercicios pueden incluir caminar, correr, hacer estiramientos, hacer ejercicios aeróbicos y de fortalecimiento muscular con la resistencia del agua. Además, el fisioterapeuta puede utilizar técnicas de terapia manual y otros tratamientos específicos mientras el paciente se encuentra sumergido en el agua.
Conclusiones
La fisioterapia acuática es una forma efectiva de fisioterapia que utiliza las propiedades del agua para mejorar la función física y reducir el dolor. Es una opción útil para personas con problemas de movilidad, dolor crónico y afecciones neurológicas o musculares.
Sobre el autor
Dr. César Hernández de la Peña
Médico rehabilitador del Equipo Clínico de ATAM