El desarrollo visual comienza en el momento del nacimiento y se completa hacia los 10 años, edad a la cual la agudeza visual de cada ojo queda fijada para siempre. Por ese motivo resulta fundamental diagnosticar de forma precoz cualquier trastorno visual y poner los medios para solucionarlo.
Errores de refracción
Aunque la mayor parte de los problemas de la vista se van acumulando con los años, es cierto que desde pequeños pueden aparecer algunos problemas. La mayoría de los niños tienen hipermetropía en sus primeros años. Esto se debe al tamaño del ojo, más pequeño que el del adulto. Es lo que se conoce como hipermetropía fisiológica o natural. A lo largo del crecimiento, el ojo también se desarrolla y la hipermetropía fisiológica tiende a disminuir, por eso no suele prescribirse gafa para corregirla.
En algunos casos, la hipermetropía es excesiva o mayor de lo que puede considerarse normal en un ojo en desarrollo y deberá prescribirse la corrección adecuada. De otra manera se acusará el enfoque, sufrirá cefaleas y además problemas de aprendizaje.
También puede ocurrir que existan diferencias de graduación, incluso leves entre ambos ojos y nuestro cerebro decida que existe un ojo dominante y otro “vago” y sólo desarrollemos la visión del primero. Con frecuencia puede asociarse estrabismo o desviación del ojo vago, lo cual puede darnos una pista del problema, pero no siempre. Es fundamental descubrir el problema cuanto antes para prescribir la gafa adecuada, así como oclusiones del ojo dominante durante unas horas para mejorar la visión del ojo vago.
Otros defectos de refracción son:
Miopía. Puede aparecer a cualquier edad y suele tener una clara relación hereditaria, pero el mayor pico de incidencia está entre los 12 y 16 años, debido al mayor crecimiento del niño en esta franja de edad y al desarrollo hormonal. Causa mala visión de lejos. Suele aumentar durante los primeros años tras el diagnóstico.
Es excepcional que se encuentre presente desde el nacimiento, pero en el caso de las miopías muy elevadas o magnas puede ocurrir. También en determinados síndromes o en grandes prematuros.
Astigmatismo. Puede aparecer sólo o asociado a hipermetropía o miopía. Causa visión desenfocada tanto de lejos como de cerca, como si todo tuviera un doble contorno. Con frecuencia se relaciona con cansancio visual y dolores de cabeza. Está presente desde el nacimiento y cambia poco a lo largo de la vida
Para detectar el astigmatismo de forma precoz cualquiera de estos defectos, se recomienda realizar el primer examen oftalmológico en torno a los 4 años, salvo que antes se hayan observado estrabismo o retrasos en el desarrollo o comportamiento. En función del resultado de este examen, se aconsejará el seguimiento.
Estrabismo
Se trata de la desviación permanente u ocasional de uno o ambos ojos. Generalmente aparece en torno a los 3-4 años y suele estar en relación con hipermetropía y sobre todo con diferencia entre la graduación de ambos ojos. Nuestro cerebro descubre que existe un ojo con el que ve mejor e intenta anular la visión del otro (ojo vago o ambliope). Como consecuencia, al no utilizarlo lo desvía.
El tratamiento consiste en prescribir la gafa adecuada y si es necesario oclusiones del ojo dominante durante unas horas al día para rehabilitar el vago. Será más eficaz cuanto antes se descubra el problema.
En algunas ocasiones puede estar presente desde el nacimiento. Se debe descartar daño neurológico, catarata congénita, tumores, etc.
Efectos de las pantallas en la salud visual
El uso de dispositivos con pantallas electrónicas está cada vez más difundido en nuestras vidas y cada vez se introducen antes en la vida escolar, influyendo en la salud visual de los niños.
Es motivo de preocupación y de consultas frecuentes entre los padres. En realidad, va a producir cansancio sobre todo por aumento de la evaporación de la lágrima, pero no es mucho más perjudicial para la visión que el uso de un libro. En realidad, el problema se deriva del tiempo que les dedicamos, puesto que tras el uso de las pantallas por necesidad laboral / escolar, con frecuencia pasamos al uso por ocio de tabletas o móviles y televisión. Es decir, que al final pasamos muchas horas al día con ellas.
Deberíamos descansar entre 5 y 10 minutos por cada hora de trabajo visual de cerca, mirando por ejemplo por una ventana a lo lejos, para poder relajar el enfoque cercano y la acomodación.
En los niños resulta particularmente importante puesto que se sabe que el trabajo de cerca tiene una clara tendencia a desarrollar miopía, sobre todo si hay tendencia familiar a esta patología. Por ello, debe limitarse el uso lo más posible después de lo estrictamente necesario.
En todo caso, hay que cuidar la salud visual desde el inicio de nuestra vida. Proteger los ojos en todos los entornos y estar pendientes de problemas alérgicos y otras patologías. Acudir al oftalmólogo es siempre la mejor de las ideas para mantener la salud de la vista.
Sobre el autor
Dra. Teresa Gómez
Oftalmóloga de Equipo Clínico de ATAM