Los trastornos de la conducta alimentaria, coloquialmente conocidos como trastornos de la alimentación, son enfermedades mentales graves que tienen como rasgo principal una alteración severa en el proceso de alimentación. Afectan a la salud mental y física de la persona que los padece, pudiendo llegar a ocasionar la muerte.
También generan un enorme malestar en las personas que rodean a la persona afectada.
Factores de los Trastornos de la conducta alimentaria
Existen numerosos factores que implican el desarrollo de estos trastornos. Comprenden aspectos culturales, sociales, psicológicos y biológicos.
- La cultura que nos rodea nos marca y define nuestra manera de interactuar. Esto es una clara influencia en este tipo de trastornos.
- Nuestro entorno social nos condiciona, especialmente en la infancia y adolescencia. Tendemos a formar parte de grupos que tienen unos patrones de comportamiento. Para sentir que formamos parte de ellos, adquirimos algunos hábitos que pueden llegar a ser nocivos.
- Nuestra manera de ser, estilos de afrontamiento y gestión de las emociones condicionan el posible desarrollo de estos trastornos.
- Los ritmos biológicos de nuestro cuerpo influyen en la manera de afrontar el desarrollo de un posible trastorno, ya que puede afectar a los aspectos antes mencionados.
Los datos estadísticos marcan un patrón de personas que son más propensas a padecer un trastorno de alimentación. Suele aparecer en el inicio en la adolescencia o en adultos jóvenes y con mayor incidencia en mujeres. Pero es muy importante resaltar que puede ocurrir a cualquier edad, sexo y nivel socioeconómico.
Existen distintos tipos de Trastornos de la Conducta Alimentaria, per todos ellos tienen una alteración en el proceso de ingesta de alimentos.
Trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos
Se caracteriza por la falta de interés por la alimentación, preocupación o miedo por las consecuencias de la acción de comer, por ejemplo el atragantamiento, y evitación a causa de las características de los alimentos. Todo esto conlleva no adquirir las necesidades nutritivas y energéticas básicas. Por consiguiente, se produce una pérdida de peso significativa, un déficit marcado de nutrientes y una dependencia de los suplementos nutricionales. También se produce una interferencia importante en el funcionamiento psicosocial.
La diferencia entre este trastorno y los siguientes que vamos a ver, es la no afectación la de percepción y que no existe distorsión de la imagen corporal.
Tipos de Trastornos de la conducta alimentaria
Anorexia Nerviosa
Este trastorno está caracterizado por una restricción en la ingesta energética en relación con las necesidades mínimas. Por lo que se reduce el peso corporal significativamente (muy inferior al percentil mínimo esperado respecto a su edad de referencia) La persona siente un intenso miedo a ganar peso o a engordar. Además, existe una alteración en la percepción de su propio peso y forma de su cuerpo, no reconociendo la gravedad del problema.
Existen dos tipos, según sus características:
- Tipo restrictivo: la pérdida de peso se debe a la dieta, ayuno y/o ejercicio físico excesivo.
- Tipo con atracones/purgas: existen episodios de atracones en los últimos tres meses, pudiendo tener purgas (vómitos provocados, uso de laxantes, enemas o diuréticos).
La gravedad se mide teniendo en cuenta el índice de masa corporal y los parámetros desarrollados por la Organización Mundial de la Salud:
- Leve: IMC ≥ 17.
- Moderado: IMC 16 – 16,99.
- Grave: IMC 15 – 15,99.
- Extremo: IMC < 15.
Bulimia Nerviosa
Se producen episodios repetidos de atracones que se caracterizan por:
- Ingestión de una cantidad de alimentos muy superior a la media en un periodo corto de tiempo.
- Sensación de falta de control sobre lo ingerido en el episodio.
Posteriormente, tienen lugar comportamientos compensatorios para evitar el aumento de peso. Por ejemplo, vómitos provocados, uso de laxantes, diuréticos, ayuno o ejercicio excesivo, etc.
La gravedad se mide según la frecuencia de los comportamientos compensatorios inapropiados:
- Leve: 1 – 3: episodios de comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
- Moderado: 4 – 7 comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
- Grave: 8 – 13 comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
- Extremo: más de 14 comportamientos compensatorios inapropiados a la semana.
Trastorno de atracones
Se producen episodios recurrentes de atracones, caracterizados por:
- Ingestión muy superior a la media en un periodo de dos horas.
- Sensación de falta de control durante el episodio.
Estos episodios se pueden asociar a comer mucho más rápido de lo normal. Continuar comiendo hasta sentirse desagradablemente lleno. Comer mucho a pesar de no tener sensación de hambre. Sentir vergüenza por lo que se está haciendo al comer y sentirse avergonzado, disgustado y deprimido por lo realizado.
Este trastorno provoca un profundo malestar por la conducta manifestada y no implica distorsión de la percepción corporal.
Es muy importante detectar las señales de alarma de que se está desarrollando alguno de estos trastornos y comenzar una intervención en la mayor brevedad posible. La detección e intervención precoz es un buen pronóstico de éxito.
Sobre el autor
Miguel Ángel Blázquez
Psicólogo del Equipo Clínico de Atam