La palabra trauma la usamos para describir cómo nos sentimos cuando vivimos experiencias muy difíciles que causan un gran impacto en nuestra actividad diaria. Estas experiencias pueden hacernos sentir muy tristes, asustados o confundidos.
El trauma es una realidad que puede manifestarse en diferentes formas de afección y niveles de complejidad y que cualquier tipo de persona somos susceptibles de sufrirlo.
¿Qué es el Trauma Complejo?
El trauma complejo es un tipo de trauma que involucra experiencias adversas continuas y prolongadas en el tiempo, en lugar de eventos únicos y aislados. Estas experiencias traumáticas, a menudo ocurren en momentos donde estamos cerca de personas importantes para nosotros, como familiares o amigos cercanos y estas no responden de la manera que esperamos o deberían. Estas conductas pueden ser de afectación emocional, física, sexual o cuando no nos cuidan bien. También puede ocurrir cuando vivimos situaciones de violencia en el hogar o somos maltratados de manera repetitiva.
A diferencia del trauma simple, donde una persona puede recuperarse con el tiempo y el apoyo adecuado, el trauma complejo puede provocar una serie de respuestas complejas y duraderas. Los individuos que han experimentado trauma complejo pueden desarrollar una variedad de síntomas físicos, emocionales y psicológicos, afectando a su capacidad para funcionar en la vida diaria.
Disociación y Trauma Complejo
Cuando existe trauma complejo, suele venir acompañado de disociación estructural, que surge como mecanismo de defensa. La disociación es un proceso de activación/desactivación temporal de la conciencia cuando se presentan ciertas emociones/sensaciones porque la persona no es capaz de asimilarlas y procesarlas, debido a que no sabe cómo hacerlo. Se produce una separación entre la parte mental y emocional, afectando a procesos cognitivos como memoria, percepción, razonamiento e incluso, la identidad de la propia persona.
Existen distintos niveles de disociación, que comprenden desde pequeñas desconexiones hasta trastornos disociativos severos. Es muy importante destacar que la disociación es una estrategia adaptativa que el cerebro utiliza para sobrevivir en situaciones abrumadoras y traumáticas.
¿Cuándo diferenciar entre un trauma simple y complejo?
En muchas ocasiones, la línea que separa un trauma “manejable” de uno incapacitante puede ser difusa, ya que son muchas las circunstancias y variables que influyen. Por ejemplo, personalidad, apoyos percibidos, tipo de apego, etc. La clave de todo ello es la respuesta que da la propia persona y la afectación en su vida diaria.
Síntomas que hacen que el trauma sea incapacitante
- El suceso o sucesos que causaron el trauma empiezan a ocurrir de manera frecuente y no paran, creando un ambiente en el que siempre hay tensión y sensación de incomodidad.
- El trauma tiene un impacto importante en la habilidad de la persona para hacer correctamente las cosas más importantes en su vida, como su trabajo, las relaciones que tiene con otros, cómo se cuida a sí misma y su habilidad para tomar decisiones.
- La intensidad y duración de los síntomas emocionales, cognitivos o físicos, derivados de la situación traumática, se vuelve difícil de manejar y afecta a la capacidad de la persona para disfrutar de la vida y encontrar un sentido de bienestar.
- La persona experimenta disociación, desconexión o evitación constante como mecanismos de afrontamiento para evitar revivir el trauma.
- El trauma ha debilitado la manera que tiene la propia persona de entender quién es y cómo se valora a sí misma, lo que puede causar una sensación de desesperanza y de sentir un espacio vacío dentro de sí misma.
¿Qué se puede hacer para abordar la Disociación?
- Es fundamental comprender y aprender los mecanismos que están detrás de este fenómeno. Adquirir conciencia del propio suceso ayuda a eliminar automatismos y generar nuevas opciones de respuesta. Comprender cómo se manifiestan estos fenómenos nos ayuda a ser más empáticos y comprensivos con aquellos que los experimentan.
- Buscar el apoyo de profesionales de la salud mental capacitados en el tratamiento del trauma complejo y la disociación es fundamental. La terapia puede proporcionar un espacio seguro para explorar y procesar las experiencias traumáticas, ayudando a reducir los síntomas y fomentando la curación.
- Promover el autocuidado personal es fundamental para enfrentarse al trauma complejo y la disociación. Actividades como el ejercicio físico, meditación, expresión artística o escritura, pueden ayudar a aliviar el estrés y la ansiedad generado por estas circunstancias.
- Fomentar la conexión social con otras personas, desarrollar relaciones sanas con el entorno puede ayudar en el proceso de restauración.
- Participación en grupos de ayuda con otras personas que han experimentado trauma complejo y disociación puede brindar un sentido de pertenencia y comprensión.
- Tener en cuenta que es un proceso largo y con muchas dificultades, pero es importante tener compasión y paciencia con uno mismo (si se está pasando por este proceso) o con los demás (como acompañante).
El trauma es un tema complejo y delicado que afecta a una gran parte de la población mundial. Es muy importante reconocer, dar visibilidad y proporcionar el apoyo necesario para fomentar la mejora y bienestar de las personas que lo padecen. Si desarrollamos conocimientos sobre las consecuencias del trauma y su manera de afrontarlo, podemos contribuir a crear una sociedad más compasiva y empática.
Sobre el autor
Miguel Ángel Blázquez
Psicólogo del Equipo Clínico de Atam