¿Qué enfermedades trata el neurólogo?

EQUIPO CLÍNICO DE ATAM

A veces no resulta sencillo entender todas las especialidades que existen en la medicina y quién puede ayudarnos a mejor ante un problema inminente. Por eso es importante entender cuáles son las funciones y campos de cada uno de los especialistas. Hoy hablaremos del neurólogo.

 

Un neurólogo es el médico experto en los trastornos del sistema nervioso. Se ocupa de las patologías que afectan al sistema nervioso central (formado por cerebro y médula espinal) y al sistema nervioso periférico. También se encarga de aquellas enfermedades que afectan al sistema neuromuscular. También valora la afectación que producen algunas patologías sistémicas como son la hipertensión arterial o la diabetes mellitus.

En muchas ocasiones, la neurología puede confundirse con la neurocirugía, ya que ambas disciplinas se enfocan en el diagnóstico y tratamiento de problemas que afectan al sistema nervioso. La diferencia fundamental radica en la técnica que cada una emplea para el tratamiento de estas enfermedades. El neurocirujano es el único que va a poder llevar a cabo una intervención quirúrgica en caso de ser necesario. Esto ocurre con algunos tumores cerebrales o con hernias discales que produzcan una compresión de la médula espinal.

 

Patologías neurológicas

 

Las patologías neurológicas son muy diversas. Entre ellas se incluyen las migrañas, los ictus (o accidentes cerebrovasculares), la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la epilepsia y la esclerosis múltiple. Pero tampoco hay que olvidar otras patologías menos frecuentes como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), las neuralgias (dolores agudos relacionados con un nervio o una raíz nerviosa, como la neuralgia del trigémino), la miastenia gravis o diversos trastornos del lenguaje, el aprendizaje, la memoria o el comportamiento.

En algunos casos, en función de los síntomas, como en el caso de una cefalea frecuente o en problemas de memoria, se puede esperar para acudir a la consulta del neurólogo. Sin embargo, en aquellos casos en los que la sintomatología consista en una alteración del habla súbita, una pérdida de equilibrio, debilidad de una de las extremidades o una alteración brusca de la visión, es importante acudir a urgencias para descartar que se trate de un ictus, es decir, de un accidente cerebrovascular isquémico o hemorrágico. La rápida atención y tratamiento de los ictus puede hacer disminuir de forma significativa tanto el riesgo de mortalidad como el de discapacidad a medio-largo plazo.

 

Diagnóstico  temprano: la clave para el éxito 

 

Para poder diagnosticar y tratar al paciente de la forma más precisa posible, es fundamental la realización de una historia clínica muy detallada. En ella se pregunta al enfermo acerca de sus síntomas. Es decir, qué nota, desde cuándo, si lo relaciona con algún desencadenante, cómo le ocurre, si se modifica de alguna manera o si tiene antecedentes familiares. También qué otras enfermedades padece o qué tratamientos está tomando.

Además, es fundamental realizar una exploración física centrada en los síntomas referidos, que ayude llegar a un diagnóstico certero. En muchos casos será necesaria la realización de pruebas complementarias que apoyen la sospecha clínica. Entre ellos destacan, los análisis de sangre, las pruebas de neuroimagen (como el TAC craneal o la resonancia magnética cerebral), la electroencefalografía, la electromiografía o los estudios neuropsicológicos.

 

Tratamientos de patologías neurológicas

 

Los tratamientos suelen basarse en fármacos para eliminar los síntomas, disminuirlos, o bien para ralentizar la evolución de la enfermedad. Así mismo, es importante insistir en que el paciente lleve a cabo unos hábitos de vida y nutrición saludables, basados en una dieta sana y variada, en el ejercicio físico frecuente y en un buen descanso nocturno.

También es necesario concienciar sobre la importancia de tener un control adecuado de los factores de riesgo cardiovascular. Como son, la tensión arterial y los niveles de glucemia y de colesterol en sangre, evitando hábitos poco saludables como el tabaco o la ingesta de alcohol u otros tóxicos. Estos malos hábitos o el mal control de los factores de riesgo cardiovascular producen un envejecimiento prematuro del cerebro y son factor de riesgo para padecer muchas enfermedades neurológicas.

Afortunadamente, la neurología ha sufrido un importante desarrollo en los últimos años debido a los constantes avances en el campo de las neurociencias. Debido al aumento del conocimiento de la función cerebral, así como de algunas enfermedades neurológicas, se están investigando nuevas alternativas terapéuticas más eficaces a las disponibles actualmente y que darán una mejor calidad de vida a las personas que los necesiten.

Sobre el autor

Dra. Isabel Bustamante

Neuróloga del Equipo Clínico de ATAM

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