Si tu hijo tiene TDAH te contamos qué beneficios le puede aportar en su día a día una rutina de deporte regular.
El Trastorno por déficit de atención (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por presentar déficit de atención, impulsividad e hiperactividad. Se considera que alrededor de un 6% de la población infantil desarrolla TDAH.
¿En qué afecta el TDAH a los niños?
En la actualidad la explicación neurobiológica del TDAH no está del todo clara. Se conoce que el desarrollo cortical, especialmente en las áreas prefrontales, en niños con TDAH cursa con un retraso de 2 a 3 años en comparación con sus iguales. Este área, la prefrontal, se ha asociado con capacidades cognitivas de alto funcionamiento como son las llamadas funciones ejecutivas. Éstas recogen los procesos cognitivos que nos permiten inhibir respuestas inadecuadas, generar planes de acción, planificar, actualizar y modificar la información de nuestra memoria y ser flexibles para responder a las demandas del entorno. Estos procesos son básicos para alcanzar con éxito las metas propuestas. Cada vez más investigaciones apuntan a que son mejores predictores del éxito académico, social y laboral que la capacidad intelectual.
Cuando el funcionamiento ejecutivo es inadecuado, suele repercutir en el funcionamiento académico dando lugar a dificultades de aprendizaje en los alumnos con TDAH. Para compensar estos déficits, necesitan pasar largas jornadas de trabajo y estudio tras el colegio. En consecuencia, debido a la falta de tiempo, se suele prescindir de otras actividades que podrían contribuir a su desarrollo personal, social e incluso cognitivo, como son las actividades deportivas.
¿Cómo les afecta el deporte?
Hay cada vez más investigaciones que apuntan a que el ejercicio físico puede tener un impacto en el cerebro tanto a nivel estructural como de funcionamiento. A corto plazo, reduciendo la severidad de algunos síntomas asociados al TDAH, o a largo plazo, al tener una implicación a nivel de los mecanismos fisiológicos del cerebro. Esto genera una tendencia de desarrollo que se asociaría con la disminución de los síntomas en el TDAH.
Esto se debe a que realizar ejercicio físico induce cambios fisiológicos en el cerebro que tienen un impacto en la cognición y de forma simultánea, los componentes cognitivos del ejercicio pueden desarrollar la cognición. La actividad física en sí misma puede ser una actividad cognitiva que involucra el funcionamiento de regiones cerebrales de alto funcionamiento y requiere del pensamiento flexible. Por ejemplo, en un partido de fútbol, un jugador deberá analizar la situación del entorno en cuestión de milisegundos. Observar la colocación de sus compañeros y la de sus contrincantes para decidir realizar un pase en una dirección u otra, elegir el tipo de pase más adecuado, al ras del suelo o elevando la pelota, para conseguir hacer llegar la pelota a su objetivo. Esta situación requiere del buen funcionamiento de las funciones ejecutivas para analizar el entorno, generar un plan de acción, dar una respuesta, supervisar el funcionamiento del plan y modificar la respuesta en función de las demandas cambiantes. Da lugar a un aprendizaje y requiere de la activación de la corteza prefrontal. En este contexto, el aprendizaje es ilimitado, ya que raramente se vuelve a repetir una misma situación. Cada escenario viene determinado por un montón de factores que convergen en un momento en particular y que siempre supone un nivel de desafío cambiante, generando la constante necesidad de crear mecanismos de adaptación.
¿Qué beneficios aporta el deporte a los niños con TDAH?
Todas las personas se pueden beneficiar de la realización de actividades físicas, pero los niños con TDAH tienden a obtener mejorías en relación a su sintomatología. Se observa un descenso de las conductas desafiantes, mejor control atencional y una reducción de las conductas problemáticas en el funcionamiento social.
El ejercicio puede no facilitar la memorización o el aprendizaje asociativo, pero facilita la emergencia y desarrollo de habilidades adaptativas y la solución de problemas. Dichos procesos son imprescindibles para el desarrollo humano en el contexto actual.
El grado de capacidad cognitiva requerida en cada actividad varía según el tipo de ejercicio que se realice, por eso, éste debería ser elegido atendiendo a la etapa evolutiva de cada niño. Los niños más pequeños se benefician más de ejercicios menos estructurados en los que se tengan que involucrar el juego simbólico, mientras que niños más mayores pueden beneficiarse de juegos más sofisticados que precisen seguir normas más complejas.
Sobre el autor
María Laorden
Neuropsicóloga del Equipo Clínico de ATAM